Evangelio según San Marcos 16,15
El Evangelio Diario
(Juan 10, 31-42) En aquel tiempo, los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle. Jesús les dijo: "Muchas obras buenas de parte del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?" Le respondieron los judíos: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios." Jesús les respondió: "¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois? Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura - a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo,
¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"? Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis; pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre." Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos. Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí. Muchos fueron a él y decían: "Juan no realizó ningún signo, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad." Y muchos allí creyeron en él. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

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